Desde el respeto más absoluto y mi agnosticismo sobrevenido suelo acudir a los actos religiosos que me invitan. Sean de la Religión que sea y en el marco de las buenas relaciones. No voy a negar la influencia personal que ejerce en mi la Religión Católica, por razones que alguna vez explicaré.
Ayer tocaba el Barrio de San Roque y asistí a los actos organizados. Siempre me ha gustado y en ello sigo, escuchar las homilias o las lecturas del evangelio. Son la mejor parte de la misa. En este caso, escuché con mucha atención a mi amigo, Isidro.
Conozco hace mucho tiempo a Isidro. Lo considero un cura ejemplar y mejor persona. Formaba parte de un nutrido grupo de seminaristas a principio de los 60 en la Parroquia de Santiago donde yo era monaguillo.
Cantó Misa (Se inició como sacerdote) en 1966, cuando yo tenia 8 años y lo recuerdo como si fuese ahora. Vivía en la calle Alcaraz en una casa que todavía se conserva y recuerdo que le ayudé a preparar aquella ceremonia de su compromiso con la Iglesia que hoy, pasados 50 años, mantiene.
Recuerdo su destino en la Parroquia de San Lázaro de Alhama a la que en alguna ocasión fui a visitar y escuchar sus vibrantes sermones. Hoy, con 75 años cumplidos, sigue al pié del cañón sin jubilarse y ejerce su ministerio en la Parroquia de San Ginés (Pedanía de Murcia) que compatibiliza siendo capellán de la Prisión de Sangonera, en que la lleva 35 años y en dos Centros de Menores.
En algunas ocasiones, hace años, me ha servido para enviar mensajes de ánimo a personas presas que estaban muy angustiadas. "No te preocupes que Juan José está buscándote un abogado y hará lo posible para que salgas pronto de aquí..." le comentó a un muchacho encerrado por haber cogido un cable abandonado de Telégrafos, con dos hijos y la mujer pasando penas.
En la homilia de ayer, que versaba sobre "Actuar con Cabeza, como San Roque" Isidro me descubrió el lugar de nacimiento del santo que da nombre el barrio. En Montpellier. "¡¡Algunos, hemos trabajado en ese pueblo de Francia...!!", aseguraba Isidro en su prédica, ensalzando "la cabeza" de San Roque para actuar en su vida. Estuve a punto de levantar la mano y decirle a Isidro. "¡¡Yo he trabajado en Montpellier... ¡¡En un pueblo llamado Candillargues!!.."
Terminada la misa, se lo comenté en la sacristía y me dice que él también estuvo en Montpellier y por eso conoce el lugar de nacimiento de san Roque. También en Francia, colaboró con una parroquia en Les Vigneres; un pequeño pueblo cerca de Cavaillón y L'Isle-sur-la-Sorgue. Otra sorpresa porque yo también estuve una temporada en ese pueblo trabajando cuando era muy joven. Les Vigneres ("Las Viñeras").
Y es que nunca terminamos de conocer a las personas que queremos (y las que queremos menos como una que yo me sé). El Sermón de Isidro ayer, me enseñó y trajo al recuerdo, varias sensaciones guardadas en un rincón del cerebro que consiguió estimular con su palabra y su ejemplo.
15 agosto 2016